miércoles, 4 de diciembre de 2013

Veneno

Nunca una mordedura provocó tanto daño.

No era un veneno rápido, de los que matan,
era uno lento, una ponzoña que ya nunca salió del cuerpo de la presa.

Desde ese día un dolor intenso pugna en sus entrañas y nunca acaba

nunca cesa

                                              nunca mata.


¿Volverá la salud a la sangre?
¿sanará algún día?

El miedo al ofidio no le deja vivir y la presa se debate,
lamiéndose sus viejas heridas:

¿Volverá a morder? ¿Volverá a atacar?

Y ahora sólo miedo: A que vuelva el dolor,
a que esté agazapada esperando un descuido,
a que se lleve su camada...
esperando que tal vez un día abandone su cueva
y parta a algún lugar lejano
en que su veneno deje de hacer daño.