miércoles, 17 de febrero de 2016

Febrero, 2016.



Con la mente perdida


y anhelando sosiego;


en este invierno que no es invierno


busco el frío mientras duermo.


 


Un sabor nuevo, sentir el peso


de una manta que alberga sentimientos,


de ese calor mil veces compartido


de ese resucitar lo que está vivo.


 


Es sábado de noche,


de la calle llegan ecos


de una juventud inquieta


que no llega a intuir lo que le espera.


 


Ya no miro al futuro:


Hace tiempo que sé que soy presente,


empezando a empezar a ser pasado,


lo que venga después, ya lo he forjado.

viernes, 12 de febrero de 2016

¿Y si llueve de noche?

Con la ropa pegada a mi cuerpo
me dirijo a mi casa, corriendo;
en mis labios aun saben sus besos...




¿Y si llueve de noche?
¿Dejaremos de amarnos si llueve?


¿Dejaré porque llueva de decir te quiero?


Como el agua estancada se pudre
pretendimos dejar que corriera

y el vivir de la noche el clareo,
fue el principio y el fin del deseo;

intente dominar lo más duro:
su carácter, un volcán de fuego
una fiera que duerme a la espera
de una presa que incauta se acerca.







Y penando en la fresca mañana
porque lo ha dado todo de nuevo
esa fiera que atrapa mis miedos
para si no se guarda ya nada.








El olor de la dulce canela,


                                                              el color de la intensa  canela
                                                                                          el sabor de esa piel de canela me abruma





y el color de la nieve en la cumbre
o el color de la noche en el valle,

y el salado sabor de las olas


y el amargo sabor de un final inminente...
son las partes deshechas de un todo:





El anhelo de que tu cabeza
siempre quiera por dentro al poeta.





El anhelo constante de estar en tu boca
y ese sueño constante de ser el pasado
y ese vívido, intenso, recuerdo que excita...
ese vívido intenso secreto.





Y pensar en colinas peladas
y pensar en rocosas montañas
y pensar en la manta y el fuego
y pensar que otra vez no te tengo.

lunes, 1 de febrero de 2016

Sensaciones

Arrumacos de río
y de leña cortada,
la neblina se expande,
y, etérea, se disipa,
llevándose con ella
al frío de la noche.


Entre sábanas ásperas
de blanca pureza,
un impulso me expulsa de mi nido
y otra vez quedas sola.




La blanca calidez de tu recuerdo,
los profundos olores
y el compas permanente de tu pecho
me arropan mientras ando
 y me adentro en un mundo que no es mío;
y el bosque todavía está entre sombras
y una urraca se anuncia impertinente;
un vívido mugido,
un perro ladra,
y el lejano tañer de una campana
anuncia el Santo Oficio
de viudas y beatas de la aldea.


***




El regusto de un vino de pitarra,
y su ácida aspereza se acompasan
con mi áspero mentón:
Mis papilas aguantan un recuerdo
del laurel que a la carne aromatiza
y transporta el aroma inconfundible
de tiempos oscuros de fuego y robles.




¿Qué somos ahora?
¿Qué sangre ha afinado nuestro acento?
¿De quién la indecisión?
¿Romanos, celtas, un árabe perdido, los alanos?



En el antiguo alpendre,
ajeno a las dudas que me asaltan
en mi vigilia impaciente de su despertar,
un artesano templa el fol
con un saber antiguo y sin raíces claras
de abuelos y lareiras
y largas noches de frío y lluvia.




***


Entre visillos
la luz calienta al mundo levemente
y empieza a despertar a otra alma ajena
a la duda que me ha acompañado
mientras avanza la mañana.




Mis pies se humedecen de gotas de rocío
mientras ella estira el brazo
hacia el vacío hueco de la cama.