martes, 22 de septiembre de 2015

Interrupciones.

Hay días que, de repente
un meteorito
interrumpe la calma que enternece
el brillo de una tarde de fines de verano;
a veces importante en sus efectos,
a veces importante en los motivos:
tu estás haciendo algo y te interrumpe
una frase, un secreto, una llamada...
un algo que interrumpe y que mutila
la tierna mansedumbre, la molicie,
el cálido y sereno abrazo que la vida dispensa.

Hoy rememoro un día en que una vida
se apartó de este mundo y a la casa
del Padre retornó, y una pedrada
ha roto los cristales de la casa
en la que me he empeñado en alojarme.

Tal vez será mejor que dé la vuelta,
que avance hacia otro sitio o que el sendero
seguro entre las sombras abandone.
Tal vez salir al sol produzca miedo,
puede que me deslumbren cegadores
los rayos de la vida,
pero es que oír a un cuervo no me asusta:
Una mota de polvo en el desierto
no me va amedrentar y me prometo
a mí mismo que hoy soy una cosa
después seré mejor y más maduro
y que tras cada golpe que reciba
seré un ser más perfecto, no más duro.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Búsqueda

Yo te pido Señor: Dame humildad
Que mis letras no quieran lucimiento,
Que busquen la verdad.
Yo te pido que acalles mi soberbia
¿Qué importa que me lean
O valoren?
Aquello que me han dado lo devuelvo
No es mío
Y en tiempos venideros
No quiero que nadie exija cuentas,
Sólo quiero vocablos verdaderos
Y que si por ventura le aprovecha
A alguno que me lea
Que nadie lo agradezca
Porque mi vanidad ya está servida
Por muy pocos que acudan a mis letras.

Publicado en Lluvia fina el 12 de Abril de 2013.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Monfero.

Dicen que los franceses mataron a tus monjes,
Quizá fueran tan fieros como han sido tus tierras,
Quizá tan indomable como suena tu nombre.
Cuentan que fuiste rico en tierras y señoríos.
Desde luego eres grande, aunque estés abatido.

Dicen que las visitas han desaparecido.
No es raro pues tus piedras aun dan escalofríos.
He leído una historia de los frailes quemados
En uno de tus claustros, antes crucificados
Malditos y humillados.
El pueblo liberado
Obligado a observarlo ¡Gloria al emperador!
¡La justicia ha llegado!
Pero los campesinos observan demudados
Y prefieren el yugo a vagar por los campos
Detrás de los gabachos. Nunca fueron esclavos
Y aunque pobres, honestos, hacían su trabajo.
Se quedaban sin trigo, se quedaban sin grano
Pero nunca mordieron y aceptaron la mano
Que el Cielo prometía ¿Qué son esas promesas
Del innoble soldado
Que ha matado a un anciano sin bajar del caballo
Y ha gritado a sus hombres “al monje ese enterrarlo”?
Ahora han vuelto los lobos y el bosque está sanando.
El pueblo ha renacido, las cosas van pasando
Despacio, poco a poco, serenas, paseniño.
Mas ¿Visitan tus piedras, recorren tus caminos
Las familias enteras con los padres y niños?
Me han contado con un guarda ha encontrado a un venado
Que los lobos mordían, y que huía asustado.
Me han contado que un búho en tu techo ha anidado
Y que el hueco de un roble a un azor ha alojado.
Y me alegro de ello, quién podría no hacerlo,
Pero más feliz fuera si volvieran a hacerlo
Los pastores, herreros, campesinos, queseros
Que poblaron tus tierras
Que poblaron Monfero.


Publicada en Lluvia Fina el 11 de Abril de 2013.