martes, 15 de octubre de 2013

Soledades

Cuándo subí en el tren no lo recuerdo,
seguro que no fue hace mucho tiempo,
pero observo el paisaje inexorable:
Ahora hermoso, ahora hostil, por siempre eterno.

Siempre en cada estación voy conociendo
y cambiando al partir...¡Qué andar tremendo!
Ya no sé si me guía el maquinista
o sólo lo hago yo ¿destino?
                                                              Incierto.

Los vapores, los humos, los chirridos,
el pitido del tren, el traqueteo;
ahora estoy disfrutando del paseo
pero a veces me angustio y me mareo.

La vía está engrasada todavía;
los raíles brillantes, relucientes,
me muestran que aun me quedan por delante
estaciones sin fin por el desierto
hasta llegar por fin a la parada
final en la que el mundo se me muestre
sin velos, sin tapujos, sin charadas.

Pero yo no me engaño, tantas veces
lo vi descarrilar que desconfío
de este tren tan flamante que he cogido.
Es posible que cuando se me anuncie
mi estación de llegada no me atreva
a usar esa parada y aun que alegue
que no estoy preparado, y que no baje
y que entre dos vagones me retuerza
entre dudas y miedos ¿Fue la mía?
¿Era esa la estación? ¿Se ha terminado?

Y no sabré hasta el fin si ha sido hermoso
el viaje que imprudente yo he escogido,
ni si los pasajeros adecuados
son los que mi vagón han compartido,
pero espero que en el andén me diga
el mozo de estación o el que me atienda
que mi orgullo está intacto y que el retraso
me pagarán con creces. "Las molestias,
serán recompensadas, no lo dude"
Porque así es el vivir, hay quien se achica,
pero el que no es cobarde a este tren sube
con sus penas, sus trampas y sus dichas.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Nordés

Responder con premura las preguntas;
así es la sociedad impacientada
que ha desdeñado el plácido devenir del tiempo
intranquila, apurada.

Ya no nos queda tiempo.
Hemos querido consumirlo agarrados, asidos a lo eléctrico.
No tenemos claro para que sirve nada,
pero lo anhelamos firmemente.

¿Qué son todas esa siglas y anglicismos
que nos llenan la mente?
Inventaron cartas inmediatas: Pues benditas sean,
pero ¿Qué necesidad de decir cosas
nos aterra cuando nos despojamos
del infernal artículo de saldo
con sus luces, botones y sistemas?

Me he sentado a la orilla de un río
sí, lo sé: otra vez me he sentado a la orilla de un río.
Esta vez no he mirado sus aguas.
He intentado seguir a un acuático insecto que posaba sus patas en ella.
No he mirado los rayos que atraviesan el bosque,
no he mirado el reflejo verdoso,
no he escuchado al murmullo armonioso del baile tranquilo del viento y las hojas...

He dormido a los ruidos y estruendos,
he acallado los gritos, motores, rugidos, los insultos, pitadas, ladridos
he escuchado a mi mente.
Y no dijo nada.

No sé si es bueno estar tan lejos de mí
ni si es bueno estar lejos de ti.

¿Pero realmente importa dónde estamos cuando nuestro espíritu despierta?
Sinceramente: La vida son dos días de crepúsculo,
porque del amanecer ¿Quién se da cuenta?

El día que yo falte quedarán mis letras, ya gastadas, romas, sin aristas...
y es posible que sin nadie que las lea,
pero eso no me importa:

Serán letras.

sábado, 5 de octubre de 2013

Piel de toro

Otra vez en Atocha,
el tren se rompe.
El retraso al final es mitigado
por un pequeño tipo afeminado
que reparte la prensa.

Me siento un poco raro.
El respaldo del sitio en que me siento
se ha soltado.
La máquina, por fin, es arreglada
y la vía deja de ser serpiente
y ya es Camino al Sur.
Estoy en marcha.

El papel lenitivo que me han dado
empieza a hacer lo que no han deseado.
Noticia tras noticia me cabreo,
me indigno, sobresalto y asustado
pienso que lo que leo esta infectado:
Uno reclama ayudas por cultura,
sin decir que es su sueldo a lo que ayudan.
Otro circo mediático lanzado:
Una niña que ha muerto
(pobre Asunta)
los padres son seguros condenados.
Aunque no saben nada contertulios
comentan los detalles de la cosa,
otra página más, noticias rosas
otro que una vez más se ha divorciado.

A la prima de riesgo se le une una hermana
que se llama injerencia del estado.
Un ministro hincha el pecho, despechado,
¿Es que nadie va a ver lo que he logrado?

Un patético rey, un mercachifle,
de un trozo de mi España ha declarado
que existen otras vías que la suya
para lograr el precio que ha pactado
para que lo sostengan en su trono
unos torpes soldados del pasado.

Al odiado gestor del ex-alcalde
a pasar por prisión le han condenado
y a una multa que jamás va a ser cobrada
de una ínfima fracción de lo robado.

Luego un poco de azucar: Cuatro goles
un feliz natalicio y el tenista
de zurdo hercúleo brazo que ha logrado
volver al número uno de las pistas.

El tren renquea de nuevo y lo detienen
el retraso ya es largo y agotado
desde la Villa y Corte ya mi aguante
se va acercando al fin: Estoy hastiado.

Y entonces veo el porqué
(que torpe he sido):
Otra vez el Señor me ha preparado
una puesta de Sol en Puertollano,
y al pasar por sus tierras y encinares
se me apaga la mente y todo el ruido
me deja de abrumar: Estoy dormido.