sábado, 29 de noviembre de 2014

Compañeros.

Un día escribiré un poema
de viento y lluvia y de sal y polvo,
de noches de trabajo y de cansancio
de cargas que nos doblan
y de olor a azufre.

Un día lo escribiré porque les debo
compartir mi cansancio a cada instante,
tener mis mismos miedos y recuerdos,
y compartirlo todo por un sueño.

Que es un sueño de glorias y derrotas
y es de sangre y de miembros mutilados,
es de orgullo y pasión
y de recuerdos
de otros que con los siglos perecieron
pero son una luz en el recuerdo.

jueves, 13 de noviembre de 2014

domingo, 9 de noviembre de 2014

El reloj de la Plaza de España. Las diez de la noche.

Como un surtidor de amargura,
como un ocaso prendido en mi retina
que me impidiera ver amaneceres,
como la sombra de un bosque espeso
que me retrotrae eternamente
hacia al agrio sabor de una traición.

Como una eterna noche en la que no hay luna
en la que añoras distinguir la oscuridad,
pues te haría sentir que aun quedan luces.

¿Dónde han quedado los días felices
en que el sol siempre salía y se ponía
por el mismo sitio?

El candor ya se ha apagado
y el cinismo es la esencia de mis actos,
constantemente desconfiado, silente, alerta...
ojalá pudiera llevar mis pasos por el camino oculto
que lleva a los dorados días
en que nada importaba
y todo era puro, bello y mágico.

Porque mire adonde mire
todo está lleno de luces con sus sombras
hasta que mis pensamientos se estancan
en aquellos tiempos en que lo más acre
era una regañina o un suspenso.

Ya no queda nada de aquel yo,
y sé que nunca volverá a pisar estos caminos
que me llevan al último atardecer,
pero me gustaría que Dios me permitiera
sentir en la sangre de mi sangre
que hace tiempo los días acababan
con unas campanadas y una nana.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Versos de un soldado.

Diecisiete de octubre,
una hoja en blanco.
el sol de otoño, cálido y brillante
se acerca hacia poniente:
Es media tarde.
Inconcluso en mi oficio de soldado
intento relajarme;
ni las moscas
ni un olor a almazara, penetrante,
me permiten perder el sentimiento
de ser un pez muerto en las arenas de El Alquián.
Porque llegar a mí es muy fácil en lo bueno,
y también es muy fácil en lo malo.
Mi alfanje agarro firme mientras llega
la embestida final: Allá a lo lejos
el Reyno de Almería y una flota
que apenas se recorta entre la niebla,
y no puedo dejar de preguntarme
¿Sera flota enemiga o salvadora?
Porque si es lo primero
ya ha llegado mi hora.
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En la hora postrera
de una infernal jornada
espero el momento en que el pájaro de hierro
nos transporte de vuelta a nuestra nave.
Dejo atrás el polvo,
salado del sudor de las legiones
y levo anclas hacia las Columnas de Hércules,
con la certeza de que esta vida en constante guerra
protege la paz de nuestros hijos.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Dique.

¿Hasta cuando la insidia?
Ha llegado el momento del no rotundo,
de la lanza y la antorcha y la firmeza.
Quedan todavía muchos cantos
de sirena torciendo nuestro rumbo
y después de escucharlos no debemos
variar nuestro timón. Y no podemos.
Porque llegará un día en que los diablos
vendrán con sus ofertas zalameras
que causarán sonrojo, y sus lisonjas
debemos acallar para sentirnos
peor que los demás, pero es la forma
en que al fin llegaremos a la meta.
Un día faltaremos a los nuestros
y en nuestra vanidad necesitamos
saber que seremos recordados;
es justo por lo tanto ser honrados.