jueves, 23 de marzo de 2017

Rapsodia en negro.

Escampa una nube negra que por dentro me aturde
no existe nada bueno ni sencillo,


y nada urge.



La abulia de saber que es primavera
y que se va el invierno, que es eterno;
sentir, pensar, soñar, seguir viviendo
tratando de alcanzar al mismo sueño.



Aparejo bajado y la tormenta
a punto de llegar
                                                   y abajo fiesta,

ignorante del fuego y de la muerte
de la angustia y zozobra
que le acecha.




Se rompe el pie o se alarga, ya no hay reglas
y se sigue, se fija, se mantiene
-melancólico afán de progresía-
una rima que muere contra el tiempo
y conduce a la vaga poesía
sin tener a tenor de lo que dice
ni un sólo cabrestante como guía.



Buscando una palabra
o una rima
o un tempo que la mude
siempre pura, porque es como Platero,
sensual como Zenobia sin ropajes,
brillante y machadiana en un espejo,
de Manrique y Berceo en el origen,
ignorando un corsé que no le agobia
mientras sigue el latir del tableteo,
del poeta de hoy eterna novia.





¿Qué cuando comencé?
No lo recuerdo
¿Qué no hay por qué seguir?
Estoy de acuerdo;
pero ahora que ya es tuya y ya no es mía
poco más puedo hacer.
Melancolía.

domingo, 5 de marzo de 2017

Camino

Qué difícil buscar la inspiración
sirviéndose de un verso esclarecido
sintiendo que el poema no da fruto,
grisáceo en una génesis de hastío.


Me piden que produzca, que proclame
la fuerza del sudor de mi memoria
silencioso y sin premio pecuniario
sin vana gloria humana, sin euforia.

Y aun así, sin el peso de la pluma
de teclas martilleo a mi cerebro
tratando de ofrecer al que lo quiera
un poco de mi escaso magisterio.


Y cada vez que leo algo de un grande
me vuelvo a sonrojar por mi osadía
¿Podré decir un día que yo escribo
y entrar en el panteón de la poesía?

Que en el mundo en que vivo hay mil poetas
pintores de tormentas con sus letras
corifeos del gris y de la lluvia
capaces de asombrar con sus paletas.


Pues pintar un poema y describiros
lo que veo es sencillo y puedo hacerlo,
pero todo empezó con otro reto:
Ser capaz de pintar el sentimiento.

Y así pasan los días, intentando
no volverme un intruso en el parnaso
donde adornan laureles las cabezas
de los genios del verso y su grandeza.


Trataré, por lo tanto, de lograrlo;
trataré de algún día hacer un verso
-aunque sea uno sólo- verdadero
y pintar con mis letras lo que quiero.



Mientras tanto paciencia, os lo suplico;
todavía un discípulo me siento
tras décadas de hacer lo que ya he hecho
y volver a empezar casi al momento.

Que recuerdo mis fases de sonetos,
de romances, sextinas y de intentos
de emular a los grandes con mis tiernos
y al fin deslavazados pensamientos.


Y si llega ese día, os lo prometo,
vais a ser los primeros en saberlo:
En negro sobre blanco estará puesto,
pero tal vez, por fin, ya será vuestro.

Que escribir un poema es ser poeta,
pero yo aspiro a más: A ser maestro,
y el día en que lo sea será cierto
que será poesía lo que creo.