El olor de la hierba cortada una tarde de julio,
el mugir de una vaca marela.
Se oye el llanto de un niño a lo lejos que dura un suspiro:
Es la siesta.
Unas gotas pequeñas reflejan cual perlas
que es en un verano
que es en un verano
de esos cálidos, húmedos, tersos, sensuales
que todos tuvimos
y que recordamos.
Y sin ganas de nada te vas apagando esperando el frescor de la tarde...
Cigarras,
que no entienden que están arrullando a mi niña que duerme serena y coqueta.
Si más tarde las sombras se alargan y llega de pronto el frescor a la tierra
el hogar con un fuego pequeño
hará que resurjan viejas confidencias.
hará que resurjan viejas confidencias.
11 de abril de 2014
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