jueves, 22 de enero de 2015

Duérmete.

Tú duerme, amor mío, yo velo tu sueño
mientras quedo observo ese viene y va
de un mechón de pelo que se te ha soltado
y escucho el silencio de tu respirar.

Descansa, mi vida, que el día fue largo
y tú diste todo lo mejor de ti.
A veces no alcanzo a sentir tu cansancio
y poco paciente te dejo vivir
sin pensar tan solo, ni por un instante,
que quieres que el mundo te deje dormir.

Duérmete mi vida, que yo no haré ruido
voy a darte un beso tan suave que tú
ni te darás cuenta de que te lo he dado
viajando en tus sueños de color azul.

domingo, 18 de enero de 2015

Hoy.

Penar de  eterno llanto incontenible
misterioso lamento plañidero
que emana del profundo sentimiento:
Hoy conozco por fin qué es sufrimiento.

La pérdida se asume lentamente
acaso como una  lenta marea
que sube sin que apenas te des cuenta,
de pronto una mañana te levantas
y entiendes que por un misterio
del que tan solo atisbas
los porqués más profundos
has vuelto a sonreírte.

Las penas del mañana
las estás viviendo ya en el presente;
no logras comprenderlo,
pero son las ausencias las más duras
las que forjan, moldean y maduran.

Tal vez en un mañana
que no está muy lejano
te llegue otro mazazo de la vida:
Aprovecha el momento, carpe diem,
no sea que sea tarde
y lamentes después, arrepentido,
no haber sabido ser,
no haber vivido.

martes, 13 de enero de 2015

Hoy te quiero.

Hoy te quiero escribir un poema para dar las gracias,
por tu mano que siempre aparece en los malos momentos.
Hoy te quiero decir que mi amor va a seguir existiendo
y que siempre será alimentado porque yo te quiero.
Y aunque a veces mis fallos son tantos que parezco idiota
no por eso es más débil que antes lo que por ti siento.
Yo quisiera saber expresarme en un corto poema
pero no soy capaz de decirlo, de verdad no puedo.

viernes, 9 de enero de 2015

Fealdad.

Quisiera escribir un poema de pena y odio
pero es que no me salen las palabras
y acabo aferrado al verdín de una tapia ruinosa.

Yo quisiera expresar fealdad
y que si hay maestría en mi verbo
quede un día demostrada mostrando lo malo;
pero luego va el sol y se pone y su cárdeno halo
no me deja escribir una oda de versos marchitos
y aquejado del mismo penar que un poeta maldito
el teclado sólo muestra letras de color de rosa
y mi mente no me inspira más que palabras hermosas.

Yo quisiera pensar siempre mal y evitar así chascos,
estoy harto de que me sorprendan;
pero llega un momento en que un beso transporta mi mente
a una playa con aguas heladas y arena brillante,
con el verde esmeralda de un pino tiñendo las olas;
y hasta el grito estridente y molesto de una gaviota
no perturba la paz del momento y parece perfecto
¿Cómo puede un humilde artesano intentar verse fiero?

Yo quisiera no ser lo que soy,
que las tardes lluviosas me mustien,
no pensar en que todo algún día
volverá a reflejar la razón que trazó nuestro barrio.
Pero soy optimista y mis sueños acaban volviendo
y me encuentro el mar limpio y las barcas trayendo marisco
y las calles plagadas de gente que canta
y las gradas cargadas de barcos
esperando a cruzar otros mares
y contar que la lluvia no es mala y que el gris no es tan feo,
y tal vez que en la esquina del mundo aun hay gente que canta
y que llora y que ríe y que reza y que come y que ama,
aunque estén olvidados de todos
y las luces ya no le den nombre;
y que aunque se quemen las casas
y la gente se quede en el paro
son capaces de ver la belleza también en lo raro.

sábado, 3 de enero de 2015

Muñecos

Yo quisiera daros las gracias, muñecos,
por que sois el amparo que tienen mis niñas
en las noches de sueño cuando yo me duermo.
Yo quisiera mostrar que agradezco el papel
que os asigno en mi vida, pedazos de trapo,
porque si entro de noche a arropar a las niñas
las encuentro felices y con un abrazo
ahuyentan cualquier pensamiento que enturbie
ese tiempo en que ya no hay vigilia que pueda cuidarlas.
Y algún día seréis un regalo para niños pobres
cruzaréis para siempre la puerta de casa
y sin la despedida ganada en los años servidos
en el dormitorio en que siguen creciendo
partiréis para siempre sin un solo beso.
Ojalá que amparéis a algún niño que sepa apreciarlo
ojalá que una estatua recuerde que sin egoísmos
soportasteis los mocos, las babas, los gritos
y con una sonrisa perpetua aguantasteis estoicos
vuestro tierno trabajo sabiendo que llegaría el día
en que fuerais tan solo un recuerdo.