sábado, 5 de octubre de 2013

Piel de toro

Otra vez en Atocha,
el tren se rompe.
El retraso al final es mitigado
por un pequeño tipo afeminado
que reparte la prensa.

Me siento un poco raro.
El respaldo del sitio en que me siento
se ha soltado.
La máquina, por fin, es arreglada
y la vía deja de ser serpiente
y ya es Camino al Sur.
Estoy en marcha.

El papel lenitivo que me han dado
empieza a hacer lo que no han deseado.
Noticia tras noticia me cabreo,
me indigno, sobresalto y asustado
pienso que lo que leo esta infectado:
Uno reclama ayudas por cultura,
sin decir que es su sueldo a lo que ayudan.
Otro circo mediático lanzado:
Una niña que ha muerto
(pobre Asunta)
los padres son seguros condenados.
Aunque no saben nada contertulios
comentan los detalles de la cosa,
otra página más, noticias rosas
otro que una vez más se ha divorciado.

A la prima de riesgo se le une una hermana
que se llama injerencia del estado.
Un ministro hincha el pecho, despechado,
¿Es que nadie va a ver lo que he logrado?

Un patético rey, un mercachifle,
de un trozo de mi España ha declarado
que existen otras vías que la suya
para lograr el precio que ha pactado
para que lo sostengan en su trono
unos torpes soldados del pasado.

Al odiado gestor del ex-alcalde
a pasar por prisión le han condenado
y a una multa que jamás va a ser cobrada
de una ínfima fracción de lo robado.

Luego un poco de azucar: Cuatro goles
un feliz natalicio y el tenista
de zurdo hercúleo brazo que ha logrado
volver al número uno de las pistas.

El tren renquea de nuevo y lo detienen
el retraso ya es largo y agotado
desde la Villa y Corte ya mi aguante
se va acercando al fin: Estoy hastiado.

Y entonces veo el porqué
(que torpe he sido):
Otra vez el Señor me ha preparado
una puesta de Sol en Puertollano,
y al pasar por sus tierras y encinares
se me apaga la mente y todo el ruido
me deja de abrumar: Estoy dormido.

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