viernes, 21 de febrero de 2014

Hado

Siguiendo el sendero ignoto de la vida
me fui encontrado cosas que esperaba
jamás sucederían.
¡Cuánto llanto, dolor, desesperanza!
¡Cuantas vidas truncadas inconclusas!
¡Cuánta fatalidad!

 Tratando de entender lo que pasaba
acudí a tantas tardes de lectura
que no comprendí nada.
Recorrí tantos antros de este mundo
que los tipos humanos que los pueblan
me mostraron la luz.

Somos humanos débiles y rotos
que no sabremos nunca qué sentido
tiene este sufrimiento;
pero cuando nos sale una sonrisa
o tan sólo vemos pasar el tiempo
ya no nos preguntamos.

Y es tal vez esa ausencia de preguntas
aquello que nos hace soportable
el daño provocado
por el constante golpe providente
y sólo con los años entendemos
que sentido tenía.

Porque somos así por lo que fuimos
y sentimos así por lo pasado
y en lo bueno y lo malo
no existe en nuestra vida ningún hecho
que no deje su huella en nuestra alma
y así somos por eso. 

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