sábado, 10 de octubre de 2015

Lo nuestro.

Se me ocurre que el sol en la salina
refleja intensamente la pereza
y también al amor, que es como empieza.
 
El sabor, ese brillo, los olores
entre salado y ocre, la dulzura
ese raro fulgor, esa locura,
ese rosa flamenco, la ternura
de su suave ondular en el paisaje...
 
Se me ocurre que el mar, un día de playa,
es distinto en verano que en invierno,
pero es también amor en su concepto:
Un día abarrotado, multitudes y gritos,
desnudez sin cubrir, disimulada
tan solo por harapos coloridos
que no son sino parches adheridos
a la oferta de un cuerpo enardecido...
pero hay días de invierno soleados,
y también los hay grises y gloriosos,
y tender una mano en un bolsillo
escuchando el silencio de las olas
que es murmullo secreto, que perdonas
porque al cabo de un tiempo ya ni existe
porque de tanto oírlo es parte de uno.
 
Se me ocurre que el bosque es como un cuento,
en el que dos personas se conocen,
con árboles, senderos, con sus ramas,
con sus frutos eternos, con sus armas.
Porque entras en él y ya es distinto
que aquella última vez en que dejaste
que tus pasos vagaran sin camino.
 
Se me ocurre, mi amor, que lo eres todo,
que ya sólo tenerte me hace otro,
que ya no soy más yo, que soy nosotros,
que no importa que sea día o noche,
que ni mar ni montaña ni meseta
que todo está en nosotros y en las manos
que tan ´solo al unirse nos consuelan.

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