Ya el hambre se acabó;
tu golosina
ha dejado de serlo y te contienes
¿Qué imagen me daré, será correcto?
Y penas por no hacer lo que anhelabas
y anhelas no penar por lo que hacías.
Y en esa soledad del desencanto
va naciendo un hastío peligroso
que provoca soñar nuevos caminos
para dejar de ser sólo un recuerdo
condenado a morir y a ser olvido.
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