lunes, 15 de junio de 2015

A mi tierra

A mi tierra le debo
mi carácter incierto,
cierta melancolía
y un espíritu abierto.
Por culpa de mi tierra
el cinismo me pide
ante buenas noticias
que siempre desconfíe.

A mi tierra le debo
un amor por la costa
por el musgo y la piedra
que a mi ser reconforta.
Si critico a las nubes
cuando sueltan sus gotas
sólo es para añorarlas
cuando el calor me agota.

A mi tierra le debo
mi familia y mi gente
tratar de ser honrado
y querer ser decente.
Sus hombres esforzados
han seguido el camino
de algún sabio ilustrado
que ya hace siglos vino.

A mi tierra le debo
mi pasión por el vino:
cuando no había mujeres
era un gran lenitivo.
Los que hicieron los muros
y tallaron sus rocas
cambiaron sus efluvios
por besar una boca.

A mi tierra le debo
gran parte de mí mismo,
si no sería un ingenuo
al borde de un abismo.
Porque aquí desconfíamos
de promesas futuras:
nuestra historia demuestra
que las cosas son duras.

A mi tierra le debo;
a mi tierra me debo
cada vez que me mojo
cada vez que me bebo
el fruto de la tierra
y escucho una rondalla
guardado de la lluvia,
esa que nunca calla.

Publicado en Lluvia fina el 27 de Septiembre de 2013

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