miércoles, 2 de noviembre de 2016

Verano en noviembre.

Viento de otoño
cálido de meridión
que nos provoca añagazas
de verano en el alma.

Cuerpos y pieles de Noviembre
que nunca vimos
y añoranza de otras viandas
y otros vinos.

Deseo de lana:
Algunos necesitan
del peso de la ropa,
de lo sugerente del no saber,
del dulce anhelo de lo ignoto.

Las hojas no amarillean,
el viento no rola a poniente
y yo espero;
espero a que llegue el día
en que emprenda un camino de vuelta
que ya se alarga,
que ya se huele,
que ya no tarda.

Un abedul se rebela contra el tiempo
y amarillea,
como el hombre entrecano
que ya no quiere
que ya no sueña
que ya no espera.

Vuelvo a ser niño
en el olor de unos churros recién fritos
en la patada a las hojas en el parque
en la ilusión de mañanas blancas de nieve...
...sin escuela.

El viento desordena mi mundo
esparce restos de la vida de otros
en mis recuerdos.
Y yo sueño con botas mojadas y pies fríos
mientras la vida se queda
mientras la vida me deja.

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