¿Cuándo lancé el dardo
que te hirió de tal modo
que hoy me enfrentas vestida
en tu coraza?
¿Fue al decir que ardo,
y que sólo estar solo,
ya es un ascua encendida
que me abrasa?
¿Dónde fue la herida
que infligió mi palabra,
que hoy te entierra en ti misma
y ni me miras?
Ojalá la vida
te conduzca a mi casa
y otra vez tu sonrisa
me reviva.
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