Con la mente perdida
y anhelando sosiego;
en este invierno que no es invierno
busco el frío mientras duermo.
Un sabor nuevo, sentir el peso
de una manta que alberga
sentimientos,
de ese calor mil veces compartido
de ese resucitar lo que está vivo.
Es sábado de noche,
de la calle llegan ecos
de una juventud inquieta
que no llega a intuir lo que le
espera.
Ya no miro al futuro:
Hace tiempo que sé que soy presente,
empezando a empezar a ser pasado,
lo que venga después, ya lo he
forjado.
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