viernes, 12 de febrero de 2016

¿Y si llueve de noche?

Con la ropa pegada a mi cuerpo
me dirijo a mi casa, corriendo;
en mis labios aun saben sus besos...




¿Y si llueve de noche?
¿Dejaremos de amarnos si llueve?


¿Dejaré porque llueva de decir te quiero?


Como el agua estancada se pudre
pretendimos dejar que corriera

y el vivir de la noche el clareo,
fue el principio y el fin del deseo;

intente dominar lo más duro:
su carácter, un volcán de fuego
una fiera que duerme a la espera
de una presa que incauta se acerca.







Y penando en la fresca mañana
porque lo ha dado todo de nuevo
esa fiera que atrapa mis miedos
para si no se guarda ya nada.








El olor de la dulce canela,


                                                              el color de la intensa  canela
                                                                                          el sabor de esa piel de canela me abruma





y el color de la nieve en la cumbre
o el color de la noche en el valle,

y el salado sabor de las olas


y el amargo sabor de un final inminente...
son las partes deshechas de un todo:





El anhelo de que tu cabeza
siempre quiera por dentro al poeta.





El anhelo constante de estar en tu boca
y ese sueño constante de ser el pasado
y ese vívido, intenso, recuerdo que excita...
ese vívido intenso secreto.





Y pensar en colinas peladas
y pensar en rocosas montañas
y pensar en la manta y el fuego
y pensar que otra vez no te tengo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario