Escucho un soniquete navideño
comercial, algo vano, muy ligero.
Los comercios abiertos en domingo:
la crisis ha pasado, ya hay dinero
que gastar en regalos de niños.
Y en un lugar lejano, oriente medio,
se celebra que un niño muy pequeño
ha cumplido sus sueños y ha comido:
Qué fortuna, qué suerte, que tremendo;
hay algo en la cocina que ha llegado
porque aquí en occidente ha habido alguien
que ha pensado "qué poco es necesario
para sentir que he hecho algo solidario";
ha mandado dinero a unos amigos
y éstos, a su vez, lo han repartido.
Así es la Navidad, o debe serlo:
Recordar que el pesebre es ahora un trono
que el niño dio su vida por nosotros
que no es todo un icono, que es un hecho
y que todos tenemos que ser buenos.
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