sábado, 19 de diciembre de 2015

Zambombá.

Un acorde resuena
y el soleado mediodía
despierta con una caja
que da ritmo al villancico.


Zambombá,
de sonrisas y niños anhelantes,
de turrones, de berza y pescaíto;
el Norte me reclama
y mi particular tierra de invierno
gime lejos de mí.



Llevo la espada,
aquella que me dieron como prenda.
Yo no puedo elegir
pues ya he elegido:


Ahora ya soy quien soy,
azul por dentro,
como es azul la tela de mi prenda.



Ya no puedo volver
pues será otro
distinto al que se fue...

melancolía
                                                              
                                                                 qué extraña suena ahora;


yo sigo oliendo el musgo
y aun escucho
la canción sempiterna de la lluvia.



No sé si volveré
no sé si es tarde
no se si sera nunca, u otro ahora.



Resuena una guitarra un poco mora
empieza un villancico
ya me he ido
no se si volveré,
si mi camino
llevará a septentrión
o hasta el olvido.

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