viernes, 11 de abril de 2014

Orballo de Lluvia Fina

Y ahora me pides que escriba,
orballo de lluvia fina.
pues he de quedarme en casa
resguardado de tu inquina
¡Calabobos! ¿Que yo escriba?
¿Y de qué, si he de saberlo?
¿De algún tema que sea alegre?
¿De noches de vino y fiesta?
¿De una noche de verano?
¿De una relación perfecta?

¡Qué difícil! Ya podrías
decirme lo que has leído
y si te ha gustado algo
o si te sientes perdido
con el desorden buscado
como rima, como ritmo o como nada.

Pues sólo diré una cosa:
¡Escribe tú, caradura,
que luego criticarás
todo lo que se me ocurra
como si fuera tan fácil
la ligazón que requieren
una simple poesía, un cuarteto o una oscura
reflexión en pareado.

Porque a veces tu no quieres
y yo no puedo otras veces,
y si no fluyen las letras
ni se presentan las musas,
yo necesito un refuerzo
que puede sonar a excusa:
Por mi parte el escribirlo,
-que a veces ni con esfuerzo-
y tú, para darme ayuda,
sólo tienes que leerlo.

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