miércoles, 30 de abril de 2014

Principios.

Vas a empezar a andar bajo la lluvia
y no vas a pensar en que te mojas;
la vida sólo es eso: Ser consciente
de que el camino es duro
y seguir caminando hasta llegar a ver el suelo,
la Tierra Prometida que buscamos.

Llegamos a Canán tras nuestro Éxodo,
y morimos antes que nuestros pasos
oyen el sagrado suelo que anhelamos.
Y el polvo de camino erosionando
moldea nuestra figura como a estatuas
de arenisca en el viento del desierto:
No somos maleables, no somos como un junco,
y el viento nos rompe inexorable.

Como a las duras, grises rocas de granito.

Pensando en qué es más importante,
olvidamos el foco del problema:
El junco no se rompe porque se inclina;
y la piedra se rompe porque resiste…
y en nosotros está la elección
de ser junco y doblegarnos ante el viento,
o ser piedra y perdurar durante un tiempo.

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