sábado, 24 de mayo de 2014

Que merezca la pena.

Me he propuesto escribir algo
que merezca la pena.
Y pensándolo he acabado concluyendo
que si busco tan solo belleza
soy hueco como un hombre sin ideas.

Buscando estar de acuerdo, cosa rara,
pensé en que la polémica es mi firma;
podría ser que animara a dar el voto,
o afear poca fe a los que me siguen.

Me tentó apelar a sentimientos
de generosidad: Pedir limosna,
hablaros de la escuela que unos pocos
están creando en África...

Otra opción es pediros que seáis cultos:
Un libro es algo bueno, irrepetible,
que os da conocimientos y que más libres
os vuelve con sus letras.

A un museo, una ópera, el teatro,
o a un hermoso viaje por el Esla...

Pero por más que daba vueltas al propósito
de aportar una huella por pequeña
que fuera que mejore a todo el mundo
no encontraba nada sin controversia
y estaba dando el cuento por perdido
diciéndome: Es mejor que sean felices
que darles que pensar cuando de pronto
pensé: Claro que sí, si esa es la clave...

Y empiezo con la historia:
Tenéis que ser felices,
que pasen cosas malas es frecuente,
pero de nada vale lamentarse:
lamerse las heridas es de perros.

¿No veis que no ganáis para disgustos
y que no son las lágrimas mejores que las risas?

Dejar de lamentaros pensando en el pasado,
ya es parte de vosotros,
y sólo ha de vivir por vuestro tiempo.
No seréis inmortales como nadie
lo ha sido ¿Y que os importa?
¿Vais a perder el tiempo elucubrando
y que hubiera pasado... que habría sido...?

Pues no puedo impedirlo, pesimistas
seréis y moriréis así, amargados,
disconformes con toda vuestra suerte
ignorantes de todo lo pasado
como fuente de bien, conocimiento
y de sabiduría. Que la vida
no está para llorar más que un momento,
si no para alegrarnos de los nuestros,
 y también por los nuestros...
con los nuestros.

Vas a dejar de tratar de demostrar ser quien no eres
sin pensar ni por un solo segundo
en lo que los demás piensan de ti.

Pero eso solamente si te atreves.

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